domingo, 14 de agosto de 2011

Torralba de Calatrava

Martes 9 de agosto

Dormimos en Ciudad Real una villa dedicada al Quijote y en las calles y plazas abundan los nombres cervantinos. Conmueve una plaza donde tratan de rendir un homenaje a Cervantes como hombre, una imagen menos difundida y explotada que la de su afamado personaje. Pero salvo la Batalla de Lepanto, sus gestas son incomparables a las de sus obras literarias. Se ve a un Cervantes apocado, triste. El museo de El Quijote, está hace años en remodelación, lo preceden sendas esculturas del Quijote y Sancho. Salimos nuevamente hacia Torralba de Calatrava, un pueblo típico manchego, diezmado ostensiblemente en su población, pero vivo. La comida es maravillosa como extraída de las novelas cervantinas: alcachofas, corderos, salmorejo, migas…. Cuentan con un festival bastante bueno y son el único municipio que ha acogido todos los montajes de La Barraca 2011; tienen una alcaldesa comprometida con la cultura que ostenta el cargo hace 16 años. La plaza en la que nos presentamos es demasiado grande, mientras montamos se congrega un entierro justo frente a nosotros, la última función de un paisano.



Se demoran mucho en abrir la iglesia y realmente no hubo misa. Sale la procesión detrás de la carroza fúnebre y podemos empezar a ensayar música y sonido. Los técnicos son muy buenos y nos ayudan a ocultar el poco agraciado edificio del ayuntamiento. La función sale lenta, los excesos de cama, comida y descanso pasan factura. No alcanzamos a despertarnos con el picadito de futbol, suspendido por la policía. Llegaron nuestros amigos valencianos a ver la obra. Gabriel, el primer conductor, nos saluda efusivamente y reconoce que el espectáculo es otro, que lo hemos «cambiado un mogollón», los actores convencen con su gracia y discurre ahora muy rápido. Lástima que en El Escorial no estábamos tan preparados; pero en el teatro, como en todo, la experiencia es indispensable para mejorar. Los compañeros de la Universidad de Valencia, valoran el trabajo y nacen proyectos. Los sorprendió la agilidad de la puesta. Noche en la terraza, las dos compañías cenamos con cerveza y unos quesos artesanales manchegos. Las europeas fascinan a nuestros nativos y viceversa.