Miércoles 10 de agosto
En la mañana el grupo de trote se empieza a consolidar, salimos a correr durante media hora por un camino rural de tierra; el paisaje es conformado por trigo recién cegado, cultivos de cebolla y, mimetizadas, ovejas pastando en la lejanía. De regreso una nube de polvo se levanta, creemos que se trata de un campero que salió de ponerle agua a las cebollas, pero no, poco a poco divisamos un millar de ovejas, literalmente mil, que como en El Quijote levantan una nube que parece, desde la lejanía, un ejército; la misma centenaria imagen literaria. Ha sido un encuentro conmovedor, nos detenemos y el pastor, delante de su rebaño, nos saluda; ellas pasan por entre nuestras piernas azuzadas por el “chucho” que va de último. Salimos a caminar por Torralba de Calatraba, el técnico nos contó de un tal corral que tiene el pueblo; vamos y nos encontramos con un verdadero prodigio de instalaciones, de alguna manera, más generosas que las de Almagro.
Un corral recién reacondicionado. Han tomado la extraña decisión de colocar el escenario, no delante de los 6 nichos originales, sino a un costado. Se conservan los aposentos, las celosías reconstruidas, y el volumen de la nave, a espaldas de un monasterio, sigue siendo el mismo.
El Museo Nacional del Teatro de Almagro, ya monta exposiciones en las salas adyacentes. Tiene varias salas de ensayo y la curiosidad de un patio pequeñito acondicionado como corral de títeres. Será, sin duda, un gran centro teatral que animará esta villa. Salimos rumbo a Orgaz, un pueblo famoso de la provincia de Toledo, cuna de Ximena la esposa del Cid y donde se presume que fue su primer burgomaestre el libertador de España. Es memorable por la obra cumbre de El Greco, El entierro del Conde Orgaz. El alojamiento es en una casa rural de dimensiones impresionantes, extraída de una telenovela mexicana, con piscina y cuartos de diseño. Nos atienden formidablemente con vinos reserva de 1996 y entradas de paté de foie.
La presentación es en un teatro, el último de la gira, una sala nueva, donde los reflectores huelen a nuevos. El encargado de la sala es muy amable y montamos relativamente rápido. Pero hoy se enfrentan España e Italia en amistoso y se merma la entrada. Entran casi 150 personas y la función sale muy bien, muy delicada y concentrada. El técnico que pensaba abandonar el teatro para ver el partido, se queda admirado hasta el final. Cerramos con broche de oro las funciones de sala.