viernes 29 de julio
De regreso paso por la serranía de Gredos y divisando a Ávila y su imponente muralla. Pasamos por Babia, el lugar, donde, según la tradición popular, se encuentran los despistados. Los actores son sorprendidos por la vista de los Picos de Europa, las montañas que, desde la lejanía, anunciaban a los marineros españoles y franceses la cercanía de su continente. Subimos por el puerto estrecho y disfrutamos de los sofisticados paisajes leoneses. La Pola de Gordón es una localidad sin la belleza del pirineo aragonés ni de Asturias, pero el paisaje es curioso, con antiguas rocas marinas ahora modeladas por el viento, vestigios de encuentros entre placas tectónicas, y túneles que se enclavan en las montañas. El tablado dispuesto en la calle principal, es pequeño y sin posibilidad de un telón. La función empieza a parecerse al desastre de Alegría, niños que juegan futbol al fondo y nadie les llama la atención, sonidos de sillas, móviles, pero los curiosos niños de primera fila, y la mayoría de espectadores se concentra pese a la juventud irrespetuosa y desafiante. La brecha generacional es impresionante en algunos lugares de España, como que los adultos no tienen vínculo con sus nietos de varias generaciones abajo, y que pasan de todo. Versión reducida, para evitar decepciones. Alcalde agradecido y dormimos en un albergue retirado del pueblo y al lado de un cementerio.