Un Coloquio de los perros colombiano
celebra, en Bangladesh, el IV centenario del mas grande los ingenios.
La
prensa y la academia se han quejado unánimemente de la poca envergadura de la
celebración de la muerte del mas grande escritor de nuestra lengua. Sensación
que crece cuando vemos la manera como el mundo y los ingleses se han apropiado
de la celebración shakespeareana. Las capitales iberoamericanas ya cuentan con
una serie de eventos, donde celebran tímidamente la efemérides. Por eso,
resalta el atrevimiento de la
Cátedra Inditex, coordinada por la Universidad de Santiago de Compostela, de invitar a una compañía colombiana a
conmemorar este aniversario en Dhaka, capital de Bangladesh, una de las ciudades
mas populosas del mundo y con tantas virtudes como problemas neurálgicos.
La
presensación de la adaptación de Coloquio
de los perros del Laboratorio Escénico Univalle plantea varios retos y
lecturas. Bangladesh es un país que enarboló la bandera de su idioma, el milenario
bengalí, como baluarte principal de su configuración: primero se independizó
por motivos religiosos de la India y después por la defensa de su idioma de
Pakistán. Esto significa que esta iniciativa de celebrar el aniversario del
escritor mas universal del español, en un país que tiene el idioma como su eje fundacional es encontrarse con
un par que valora la importancia de la lengua. El himno de Bangladesh, por
ejemplo, fue escrito por el premio
Nobel Rabindranath Tagore.
La
presencia de una agrupación colombiana es una manifestación abierta de que en
materia de la lengua, Hispanoamérica no tiene fronteras y el español tiene múltiples
matices que se encuentran en un sano proceso de expansión económica y creativa.
La
adaptación de Coloquio de los perros del
Laboratorio tiene como protagonistas a dos mujeres, a dos perras, si, para
cuestionar aquel tópico que todo apelativo animal es virtud en el hombre y
oprobioso en la mujer (perro-perra, zorro- zorra). Esta discusión tan
importante para Hispanoamérica también resulta provocadora en este país musulmán,
donde la mujer es considerada en poca estima. La mujeres han empezado a ser
factor fundamental del desarrollo, gracias, en parte, a ser indispensables en
la pujante industria textil.
Por
otra parte, aunque se considera la novela
ejemplar mas personal y curiosa recordemos que los canes no son animales
bien considerados en el Islam, quizás por aquel incidente en que los perros atacaron
al profeta, y una de las groserías de mayor envergadura es la “perro hijo de un
perro”. El Laboratorio puso estos temas, que por ser provenientes de la literatura clásica, en este contexto no
dejan de ser provocadores.
Coloquio de los perros fue muy bien
recibida por los espectadores bengalíes, primero porque en su teatro
tradicional el mecanismo del monólogo es muy frecuente, y en este caso se trata
del relato de la vida de Berganza. Recurso literario y escénico conocido pero
historia inédita, ya que los perros en la literatura del país nunca han sido
protagonistas.
El
Laboratorio tuvo que modificar
parte del atrezo, cambiamos en la carnicería las cabezas de cerdo por las de
cordero, y así evitar provocaciones innecesarias. Por otra parte, toda la
sensualidad explicita de la puesta, (la negra hace el amor con el otro esclavo,
la Colindres fornica con el marinero) pasó al plano sugerido, pero la
percepción fue igualmente entendida y disfrutada.
Un
aspecto importante de la percepción fue el gran número de personas que
entienden el español; en China donde el Laboratorio ha realizado presentaciones,
la sala no reacciona a palabra alguna. Aquí había risas en muchos apartes,
incluso en momentos tan castizos como cuando la Bruja insulta al atambor (¡bellaco, charlatán, embaidor y hijo de puta,
aquí no hay hechicera alguna!). La atracción por nuestra lengua es grande, pero
la difusión de obras diferentes al Quijote
y a Cien años de soledad es escasa.
Celebramos a Cervantes dando a conocer sus novelas
ejemplares pero también estudiando su teatro.
Los talleres impartidos a los estudiantes de
actuación de la Universidad de Dhaka y a los actores de la Federación de Teatro
de Bangladesh versaron sobre El retablo
de las maravillas; durante cinco sesiones de trabajo, realizamos clases de
entrenamiento actoral y analizamos este magnífico texto. En este caso coincidió
la percepción del teatro tradicional bengalí con el concepto de “espacio vacío”
del retablo cervantino. El escenario desprovisto de elementos evoca las
sensaciones e imágenes. La escena solo induce, insinúa, no necesariamente
muestra. Chirinos y Chanfalla fueron presentados con sangre gitana, curioso
punto de encuentro entre España y el sur de Asia, con este pueblo nómada y
misterioso que empezó su peregrinar desde aquella parte del mundo. El ritmo, el
carácter festivo fueron rápidamente capturados por estos juglares. El conflicto
entre los cómicos y el músico Rabelín nunca fue asumido, ya que la frontera entra las diversas
artes de la representación es mínima: los músicos son actores y viceversa. El
tema de la corrupción política, de la estupidez de los dirigentes también fue
asumida, y secretamente disfrutado.
Los talleres dieron la oportunidad de establecer
una relación profunda con los estudiantes universitarios y el gremio teatral.
La actividad permitió fortalecer la presencia de las mujeres en la escena, cada vez mas puesta en aprietos por el
fundamentalismo religioso. El teatro es un lenguaje universal y ocasiona gran
placer comprobarlo, a diferencia de la literatura su comunicación es inmediata,
va ligada a las imágenes, al canto, a la construcción de atmósferas y sobre
todo, a crear una imagen colectiva de las mujeres y los hombres dentro de una sociedad.
Gracias a la Cátedra Inditex que se atrevió a
llevar a un Cervantes latinoamericano a esas lejanas tierras, y de esa manera abrazar el mundo a
través del español.
4 de marzo
La
salida de Colombia tiene un ambiente premonitorio: después de 6 meses de la mas
absoluta sequía, a causa del fenómeno del niño, cuando tenemos que reunirnos
todos para salir de Cali, se lanza una tempestad, ya no propiamente de
Shakespeare sino de Eustaquio Palacios, una tormenta que no permitía ver a
doscientos metros. Claro todos los actores llegan tarde a la cita. Tenemos que
ir a rescatar a una compañera que se ha quedado en medio del aguacero. Para recorrer
solo una veintena de cuadras gastamos mas de una hora. Al fin llegamos al
aeropuerto y sale todos bien. El jefe de la delegación un poco adolorido después
de la caída en la bicicleta, con la raspaduras en carne viva, ¿pero quien podrá
detener este deseo de llegar al fin del mundo? Por querer estar en forma me
excedí en aquella bajada y tengo raspada la pierna, el brazo y otras partes
menos santas.
5 de marzo
Llegamos
a Madrid, el atraso en la espera de las maletas no nos molesta. Después de todo
vamos a estar en el Aeropuerto una diez horas. En la terminal mas vieja y con poca oferta gastronómica, entro al
baño de los discapacitados para curarme
las herida y nada mas excitante que unas patatas bravas, calamares y
cerveza. Después de la larga pausa, nos introducimos en la lógica de la
compañía turca, con dulces formidables y una comida maravillosa: yogurt con
pepinos, y Kafka, el vino turco pasa toda prueba.
6 de marzo
Llegamos
como a las 5 de la mañana a Estambul, una vieja conocida de mis años
estudiantiles. La primera impresión es que el aeropuerto es el mas superpoblado
del mundo, la gente corre por los corredores como si fuera un metro. Y eso que
es festivo. Que orgullo ser colombianos, no nos hacen pagar por la visa. Los
europeos pagan 20 euros la entrada. Tenemos que esperar una hora a que abran el
metro. Pero ya empieza el rasgo fundamental: negocian una consulta, muestran la
calculadora y para todo hay descuento, nos ofrecen un transporte, que
afortunadamente no tomamos. Me impresiono de mi memoria espacial, con un simple
plano del metro sé a donde debemos ir, y es a aquel muelle que tanto disfrutamos
con Ma, viendo el Bósforo, la gaviotas y los sándwiches de pescado. Entramos al
metro de noche y fue amaneciendo mientras llegábamos. Pasamos después a la línea
del tranvía que va por todo el centro. Vemos la sedes de los partidos
políticos, la calle vacías. Insisto en que hay que llegar hasta Eminönü, ya que los lugares turístico
abrirán después. Efectivamente mi memoria no me traicionó y llegamos al mismo muelle
donde hace casi 30 años Oriente y Occidente se unían.
Sigue todo igual, aunque
con menos vendedores ambulantes. Fotos en la mañana, café turco y el emparedado
de pescado.
Después la Mezquita con el nombre de Eminönü y caminar por las
calles rumbo a la Mezquita Azul o Sultán Ahmet.
Al final entramos a esta
maravilla de mezquita. Aunque me gustó mas Eminönü; las dos comparte el sonido
de una aspiradora solitaria limpiando los enormes tapetes. Geometría, paz,
perfección. ¿Cómo alguien puede matar ahora en nombre de esta religión tan
armónica?
Después Santa Sofía a la que recordaba con Ma, una maravilla de
iglesia del imperio bizantino trasformada en mezquita, pero que mantiene
tímidamente algunos mosaicos cristianos.
Después de nuestra llegada una bomba
estalló en esa misma línea de tranvía que recorrimos a pie y subidos sus
vagones.
Después
paseo por el Bazar gitano, ya que el Gran Bazar no funciona los domingos. Al
regreso el metro atestado para regresar a este aeropuerto que sigue igual de
frenético. Las salas llenas y no acomodados en una que coincidencialmente, es la
que dispusieron para nuestro vuelo. Comida turca y una Ana Karenina inglesa, con Keira Knightley, una versión
que los rusos la deben odiar pero que es muy teatral.
Lunes 7 de marzo
Por
fin aterrizamos en Dhaka. A las 5 de la mañana llegamos y tan solo a las 7
terminamos la migración. Eso lo dice todo de los funcionarios, quienes tipeaban
los datos de las visas como en tiempos del telégrafo. Cuando ya casi estaba
terminado: cambio de turno. Los que mejor recibieron la delegación fueron los
tremendos zancudos encargados de dar la bienvenida a los extranjeros. Como estarán
de cebados de sangre que maté uno con un lapicero. El cuarto de los equipajes
es desordenado y sucio, los funcionaron algo terroríficos en apariencia pero al
fin nos dejaron pasar. Cuando terminamos el proceso y salimos, ningún cartel
estaba a nuestra espera. ¿Qué hacer con
tantas maletas y sin saber la dirección? Salí fuera del aire
acondicionado y un hombre con pequeño cartel con nuestros nombres estaba
parado, casi dormido. Subimos todo y la primera impresión es tenaz, los carros,
motos, bicis y buses pitan
alternadaza y constantemente. Los semáforos de los cruces son curiosos, duran
10 minutos o mas para cambiar. Viaje largo, y pese al sueño los actores no se
pierden nada. Los buses todos rayados se entrecruzan con las bicis de pasajeros
o rickshaw. Llegamos al hotel Ambrosía que
queda en el distrito de Dhanmondi, una cama y un baño después de tres días. Cuando el
sueño estaba en los mas profundo me despertaron para algo, que un carro; nadie
habla inglés. Salí y estaba un microbus y el hombre no decía nada. Una nueva
sorpresa: tendremos un auto las 24 horas a nuestra disposición. De otra manera
no hay forma de moverse en la ciudad.
Almuerzo
en el hotel, maravillosos sabores, y mucho curry. Un poco de siesta. Llega Amparo Porta la encarga de la cátedra Inditex,
una gallega sabia y con humor exquisito, conjuntamente con mi amigo Israfeel.
Salimos rumbo al New Market, un maravilla de mercado de telas, maderas,
coranes, mesas etc., en el centro de la ciudad…. Somos la atracción, nos toman
fotos y subimos por los pasillos buscando las salas de Batik. Adentro las cosas
son un poco mas hacendosas que afuera, donde reina un aparente caos.
Son
varios los estudiantes de teatro que se suman a nuestra comitiva, al final nos
invitan a conocer el campus y no adentramos en la atmósfera mas bella de este
viaje. Los estudiantes celebran el día de la
independencia pero hay conflictos entre ellos; gritan rítmicamente por grupos, no al unísono, cada célula de
activistas según la señal que les imparta el líder. Amparo y el guía están un
poco temerosos de bajar del coche. Como que cualquier cosa puede pasar. El grupo ha llegado antes y se encuentra
en el centro de la manifestación en una cafetería muy antigua, con pinta
universitaria; en medio de esa tensión política mandaron a desocupar sillas
para nosotros; mientras tanto los estudiantes entran y salen de la cafetería
rumbo al patio contiguo para arengar a los otros participantes. Adentro nos
traen cantidad de empanadas y fritos, acompañados de té. El color del trapo con
que limpian las mesas es indescifrable, que antecede a una bandeja del te
rebosada. Los actores están asombrados de ver a los niños trabajando, limpiando
y arrastrando sillas y mesas. Lo vivido en esta cafetería, el tempo ritmo, los
personajes, la luz verdosa de su techo y las paredes amarillas nos permitieron
adentrarnos en el túnel del tiempo.

Martes 8 de marzo
Día
de la mujer en Dhaka, poco para celebrar.
En la mañana nos viene a recoger
nuestro transporte, es una micro Toyota, en buen estado. Al timón Sejanmahamud
Sujon, el amable chófer, que vuela por las calles y es un vértigo sentarse en la
primera silla con el timón a la izquierda. Llegamos a la Universidad; afuera
nos esperan con sillas y mesas como en un jardín. Iniciamos los talleres con un
calentamiento exigente, al cual los chicos responden maravillosamente. A medida
que nos ejercitamos, vemos que las mujeres trabajan de igual a igual con los
hombres, y es uno de lo pocos espacios donde ellas se sienten libres.
El profesor
Israfeel, director de la escuela nos explica que siempre ha dicho que “el arte
es nuestra única religión”, lo cual puede ser muy revolucionario en este país
pendiente de los avances del fundamentalismo islámico. Resulta extenuante
realizar ejercicios de concentración cuando no conoces un grupo, pero donde
además, la tipología étnica es totalmente diferente. Rostros cobrizos con dentaduras
perfectas y grandes ojos.
Los actores colombianos se vinculan al juego. Una de nuestras actrices se mete al
escenario con los pies juzgados en talco y una trusa enteriza. Quedan sus
huellas blancas en la escena bengalí.
Tenemos una metodología de ejercicios muy efectiva. Jesús David entusiasmado
de su primer taller internacional como docente, afirma que debemos hacer un
libro sobre pedagogía, ya que tenemos una metodología libre de aparente mística
y religión.
Terminamos
hacia las doce y vamos a tomarnos un café a la cátedra Inditex. Los españoles
han configurado una pequeña isla de trabajo que me recuerda al Instituto
Cervantes en Beijing. Nos saludamos cariñosamente y en el ambiente se respira
cierto cantadito gallego; en el equipo Paula, Luis, Gonzalo, Pilar y Estrella,
comandados por Amparo. Preparamos un café y salimos al hotel a descansar y
comer.
Los
traslados se convierten en una ocasión única para ver personas y rostros de una
calles atiborradas de rickshaw, triciclos taxi que trasportan a
la mayoría de los pasajeros en una ciudad sin sistema masivo de trasporte. Los buses
están todo rayados, como llevando las condecoraciones de grande batallas
urbanas. Pese a la aparente agresividad nadie conduce con mala leche, mientras
metas la trompa del carro o rickshaw, nadie se pone bravo, y si otro lo logra
primero, tampoco importa.
El almuerzo es en el hotel. Los camareros son muy singulares: si tú les dices
que es a la una de la tarde, ellos sirven los platos así no haya nadie en la
mesa. Por eso, cuando
llegamos el almuerzo está servido.
Las montañas de arroz blanco y los diferentes platos de sal: pollo, pescado,
verdura y carne. Las muchachas se pican todo y no pueden seguir.
Yo por
supuesto las provoco, afirmando que también hay que tener diversidad cultural
en el paladar. Saber comer picante te da libertad en muchos países.
Vamos al Shilkapala en la tarde, el teatro mas grande de la ciudad. Llegamos
al escenario y está en completa remodelación: el piso totalmente levantado, la
silletería no está cubierta por lo que el tapizado ha chupado todo el polvo que
puede. Prometen tenerlo para el día de la función; pero yo veo eso
completamente imposible. Conozco la historia, cuando inauguré el Iberoamericano
con Tagdir en el Jorge Eliécer Gaitán
de Bogotá, que acababa de pasar por una remodelación capital. El polvo era
terrible. Por eso nunca pudimos realizar un ensayo general.
Gran conclusión para la vida: el actor puede sobrevivir a cualquier
condición de representación: ruido, falta de atención, ausencia de luz, acústica,
calor extremo, frío… pero al polvo nunca podrá sobrevivir. Por eso nos empezamos a enfermar.
Vamos al salón de ensayos. Pese a todo, el edificio tiene 7 pisos con infinidad
de salas de ensayo. Considero que eso es maravilloso. Nunca los había visto en
tal cantidad. Pese a lo discreto del país, este espacio no lo he encontrado ni
en Rusia o China y menos en
Colombia; cuando tienes tantas salas de ensayo, el teatro no solo garantiza la
presentación sino la preparación.
El grupo de la tarde inicia con discurso de Mr. Lucky, presidente de la
Federación Bengalí de Teatro, un actor gordito con bisoñé, Amparo Porta les
critica que olvidaron colocar a los sponsors del cartel, la Cátedra Inditex,
pero ellos como en las avenidas, no se ofenden, toman nota y al otro día lo corrigen. Al final una
fauna de actores profesionales enorme, cerca de 38 personas. Solicitamos cubrir
lo espejos de la sala ya que no ayudarán a la concentración. Nos las tenemos
que ingeniar para que salga algo. En la pausa dan café y empanaditas fritas,
pese a las advertencias y reparos sentimos que es mejor comer.
Para jugar no se necesita gran preparación, por eso puede ser que uno de
los mas grandes problemas del juego es que no genere responsabilidad. Actuar es
otra cosa, hay que leer la obra, tener opiniones, querer hacer algo…en relación
con el juego estos chicos son maravillosos pero lo correspondiente a la lectura
de la obra ni lo han hecho ni lo quieren hacer. Se quejan de la lectura, de las
copias. Cuando les digo que apenas son 5 páginas y que las pueden tomar una foto, salen los móviles
tímidamente y prometen leerla para mañana.
Miércoles 9 de marzo
Quedamos
realmente agotados de los talleres. No hemos escatimado nada, hemos colocado toda
la energía, pese a mi pie hinchado de las raspaduras sobre el cual a veces
sobrevuelan las moscas y a la
persistente tos. Los alumnos de la mañana están también cansados.
Hoy me tocó
parar a un profesor que los estaba regañando; en su traducción al bengalí había
olor a reproche, le señalé el dedo en la boca y para los alumnos fue un descanso.
Cuando ya todo entró en calor, entró un gran actor Bengalí, a nada, a
pavonearse y los volvió a desconcentrar. Es como un Danny DeVito, grande,
respira lo peor del arte actoral, pero es muy famoso.
En
la tarde nuevamente taller en el Shilkapala, llegan nuevos
participantes y con Julián y David nos hacemos entender. El grupo asiste a un
espectáculo paralelo en la sala auxiliar contigua. Amparo Porta disfruta viendo
los talleres. La sala principal no evoluciona, la viruta y el polvo están por
doquier.
Jueves 10 de
marzo
El taller en la mañana
promete; los jóvenes
presentan escena muy bellas de la primera aparición de Chanfalla y Chirinos con
Rabelín. Disfrutamos mucho ver a los actores tan expresivos haciendo esas
escenas. Eso es el teatro, la posibilidad de tener un contacto a partir de
temas en común. El retablo es un
entremés que respira teatralidad, ¿pero qué tipo de teatralidad? La que cada
uno lleva, por eso es una manera muy certera de entender cómo ellos conciben el
teatro.
Tienen algo gitano
en su sangre y gestos, confirmo la teoría sobre el origen de los síngaros desde
el escenario. En la tarde, vamos a tener una sesión mas corta, por que a las 8
tenemos que estar en la casa del embajador de España. Las escenas de la tarde
no despegan, leemos con ellos y quedan con el encargo de hacer escenas en lo
que resta de tarde. Aquí el problema es que ellos no salen a desarrollar
escenas, salen a mostrarse, abierta y maravillosamente, disfrutan de sus clichés
actorales sin ningún remordimiento. El actor sale al escenario a homenajearse
no a recitar o desarrollar las ideas de un autor.
Después nos subimos en nuestro transporte, adicionando a Israfeel y su
mujer Kanta rumbo a la embajada; el transporte es neuróticamente caótico.
Metidos en ese pequeño bus, yo sin poder torcer la pata en la primera fila y Jesús
David con sus problemas de espalda, es una tortura. Uno puede durar quieto 20
minutos esperando en una intersección, se mueve 30 metros y espera otros 20
minutos. Llegamos al distrito de Gulshan que es la parte mas moderna y rica de
la ciudad. Estamos en otro país. La verdad es que es una ciudad con muchas
riquezas, pese a todas las
desigualdades tiene sectores mucho mas ricos que Bogotá. Los mendigos se
tiran a pedir a las ventanas y como los carros no se mueven pues la situación
es intimidante. Vemos jóvenes travestis repartiendo publicidad, realmente son
andrógenos de nacimiento y están socialmente admitidos; vemos madres con sus
hijos desnutridos en los brazos, cojos, deformes, ancianos, es una feria
conmovedora y al lado los almacenes de las grandes marcas. Aunque no hay McDonald's ni comida basura internacional. Quizás por el asunto de los derechos de
autor, es un país que no ha firmado nunca los acuerdos sobre los convenios
internacionales al respecto.
Llegamos a la casa del embajador de España, ilustrísimo Dr. Eduardo
de Laiglesia, un apartamento enorme y la recepción es
llena de tapas. Los actores protestan por sus camisetas de uniforme, mientra yo
me he puesto la guayabera blanca. Adentro el señor embajador y su encantadora
esposa, el delegado bengalí de Inditex, los profesores de Español, que nos ha
tratado muy bien, y el agregado consular ruso, un funcionario digno de Gogol,
que nunca ha ido a teatro en Moscú. Se asombra cuando pronuncio la palabra GITIS, y me invita, el día libre, a
departir un vodka en su casa. La
recepción es maravillosa, el único detalle tensionante es que piden que
cantemos algo, que recreemos la fiesta. Pecado que no pudimos realizar. Una
noche con un poco de cerveza y vino, unas bebidas que saben increíblemente bien
en un país con restricciones de alcohol. Un poco inusual el hecho de invitarnos
a celebrar el día antes de la función, pero nuestra agenda es frenética.
Viernes 11 de
marzo
Hoy es el día festivo para los musulmanes por lo que los desplazamientos
son mucho mas rápidos. El equipo
técnico llega al teatro desde la mañana, los actores llegarán a las doce. El teatro está lleno de
polvo, dirigimos luces y cambiamos el ciclorama. Sacan uno completamente nuevo pero
no tienen cinta para colgarlo. Los subtítulos son generados por un aparato de
los años 70 que es mas confiable que los vídeo beams, es un aparato hecho exclusivamente
para eso. Nos dan la habitación reservada para los espectadores VIP, con sillas
y mesitas. Es el único lugar ligeramente sin polvo. Los actores llegan a las
12, a dormir, y sin ganas de ensayar por el polvo.
Todo queda a punto como a
las 4, hacemos un ensayo técnico que los actores poco recordarán.
A la hora arriban el embajador y el presidente de la Federación de Teatro de Bangladesh. El teatro
completamente lleno, sin darnos cuenta hemos pasado como 10 horas adentro sin
respirar otro aire que polvo. La gente limpia el piso de manera curiosa, con un
trapo y una piola que sirve de palo, como un trapero efímero manejado con una
sola mano; un ejercicio de equilibrio, que reparte el polvo de una lado a otro.
En el segundo piso, donde quedan las cabinas no han limpiado. Curiosamente el
técnico de sonido trata su cabina como su casa y se quita las chanclas para
entrar. El sonido no funciona bien y
tiene como 30 dimers de audio, se explica porque es un teatro mas para
música que para arte dramático. Tenemos un adolescente misterioso que se mete
al camerino como si fuera un asistente, yo lo saco, por concebidas razones,
nadie no lo ha presentado. Antes de la función, en un pequeño descuido a Laura
le roban el celular, y pensamos en
el misterioso personaje. El
director de teatro nos trae sándwiches y frutas, y jugo. Las estudiantes asistentes
de la Universidad no lo sirven y Angélica
se lo toma todo. Después sabemos que es un sirope y que había que
diluirlo. Pero ellas son todo un amor,
sobre todo Sara, que pese a su gafotas es realmente muy guapa. El hombrea
del sonido, que es muy formal, se sube descalzo sobre los Dimers. La función
sale excelente, después de unas palabras de Amparo Porta se abre el telón.
Suben después todos los del protocolo a hablar, me dan
la palabra y me faltaron palabras como ¡Joe
Bangla!, viva el bengalí. El director de la academia Shilpakala, hace
subir a un niño de unos doce años, quien de manera inesperada canta, a cappella, el Himno de Colombia, dos estrofas y el coro en perfecta
afinación y muy buena pronunciación. El niño después de terminar se explica que
se sabe como 16 himnos, incluido el de nuestra patria, y el de España con su
letra, que mucha gente no lo conoce en la madre patria. El niño resulta ser su
hijo de Mr. Lucky, y se sabe el himno de Colombia por Shakira. Empacamos
y nos enteramos de una maravilla: gran parte de nuestra escenografía fue traída
en un rickshaw, la bicicletica, por las calles de Dhaka. Eso se llama
pedalear en el arte.
Salimos a una recepción de los profesores españoles. Tenían planeado
traer un pizza pero no hay disponibilidad en ningún punto de la ciudad. Nos han
explicado que los servicios son muy inestables en un país con grandes cortes de
energía y donde las cadenas de frío son permanentemente interrumpidas. Pedimos
la comida en un restaurante al lado de nuestro hotel.
La recepción es mas que maravillosa, argentinos, ingleses, españoles, algún
bengalí amigo de los profesores. Nos devolvemos al hotel sin perdernos, pese
a ser una ciudad muy laberíntica.
Sábado12 de
marzo
Día medio libre y nos vamos de compras, supuestamente al centro comercial
mas grande de Asia, no es tal, y resultó bastante aburrido. Casi todos los almacenes venden lo mismo. Israfeel y su
mujer, casi no nos deja pagar nada. Son muy amables. A la salida almuerzo en un
restaurante de comidas rápidas de pollo. Las bebidas son minúsculas. Nuevo
trancón y llegamos a la universidad, tenemos el compromiso de hablar con los
estudiantes de Español.



Domingo 12 de
marzo
Vamos con Israfeel a la ciudad vieja; esta Old Dhaka es maravillosa. Nos
había dicho que fuéramos en rickshaw pero vamos en nuestro micro. La ciudad
está en ruinas, como si hubiera pasado la peste. No se sabe si son edificios
viejos o nuevos.
La sensación es diferente a pasar por el barrio Santa Fe de
Bogotá, donde sabes que esos mismo edificios fueron la cuna de personas
pudientes, pero que el tiempo se vino contra ellos.
Aquí parece todo la calle
del cartucho, pero como que nunca fueron elegantes, nacieron ya en ruinas.
Llegamos hasta el muelle del río Buriganga. Cruzamos un
pequeño puente y nos ataca el olor mas nauseabundo que jamás muchos hayamos
aspirado. Física letrina, pero que atrapa todo el espacio. Llegamos a la rivera
y grandes barcos están atracados.
Por aquí bajan sandías, por allá suben arroz,
por este otro lado cajas de alimentos.
Subimos a unos de esos barcos. Adentro
todo es paz y orden, literas cerradas, sillas venecianas metálicas soldadas al
piso del barco. Juegan cartas, vemos el río desde arriba, hay casi tantos
barquitos como carros en las calles.
La economía no para. Los olores cambian de
fétido a mas fétido. Se hace comitiva alrededor de nosotros y nos ofrecen una
sandía, que rechazamos con amplias sonrisas. Muchas fotos. Un paseo
maravilloso.
Salimos del puerto y nos vamos por las estrechas calles, pero el atasco
no deja pasar al carro. Bajamos y llegamos por callejones al Palacio Ahsan Manzil, una
joya de 1859, discretamente pintada de rosado, pero
con el cartel ¡Hoy Cerrado!
Nos metemos por otras calles de telas, soldaduras,
comidas. Etc. Todo el mundo
trabaja.
Nos recoge un guía de la policía en nuestro transporte y nos vamos al
barrio Hindú, donde no son musulmanes, y oran a Ganeshes, Shivas y demás
repertorio hinduista.
Venden cosas increíbles como trombones de caracol y otros instrumentos
musicales. Aquí hay mucho incienso y no huele mal. Un mico enorme, casi como un clon humano, desde un balcón
lleno de cables nos observa.
Vamos a comer; Israfeel promete llevarnos a un
restauran típico. Nos metemos por otros callejones estrechos y con el pavimento
levantado. El carro no puede pasar, así que nos tenemos que bajar y pasando por
una Mesquita y un colegio, llegamos al tal restaurante. En un solo lugar está
todo aquello de lo que nos habían prevenido: olor nauseabundo, ingesta de
alimentos con la mano, fogones al aire, falta de vasos…. Algo que mejora la
situación es que nos hacen subir a
un salón con aire acondicionado. Israfeel está mas que excitado, contento, nos
dará a probar lo que él mas ama. Pero las actrices se revelan, Johana se pierde
con cara de simultáneo asco, odio, rabia y desesperanza. Los hombres, por
supuesto, que vamos a comer y con las fauces. Sacan primero una botella de
suero líquido, un yogurt que sabe muy bien. Traen las porciones que son como de
un kilo de arroz por persona. Con
una papa y pedazos de cordero. Realmente sabe muy bien, no es picante pero
tiene mucha pimienta. Comemos con la mano, alguna actriz se anima. Los hombres
consumimos todo con gran placer. De postre otro yogurt, que me hace arrepentir
de mi atrevimiento. El plato es como un plov pero de esta parte del mundo,
donde el arroz es su maíz. Tomamos dos porciones para llevar; una para el
conductor y otra para el hijo de Israfeel.
Llegamos al hotel, algunos directo al baño. Quedan unas pocas horas
libres, porque iremos al reservado
y exclusivo Dhaka Club, donde nos espera el director de la Shilpakala el cual
le gusta que le digan Mr. Lucky.
Nos ponemos la pinta y llegamos a una reunión con Amparo, los profesores de
español y el mundillo teatral bengalí. El club es muy aristocrático, fundado
por los ingleses y en las paredes están las fotos de los antiguos directores,
unos con peluquita de Lord. Curiosamente en todas las paredes dice que no se
pueden tomar fotos. Claro hay alcohol y nadie quiere ser delatado en su
intimidad. Se ponen nerviosos por la cámara fotográfica de Jesús David.
Entramos al salón y llegan los invitados, actores prestantes del cine bengalí,
algunos de ellos son miembros del Club, es decir gente de mucho dinero. Como
siempre, discursos y palabras que señalan
el carácter histórico de nuestra presencia en Dhaka, el primer grupo de habla hispana
que los visita; también resaltan la importancia de los talleres. Están muy emocionados,
hablan de nuestros ritmos y la teatralidad implícita de la representación.
Lunes 14 de
marzo
Los muchachos de los talleres de la mañana cada día están mejor; mas
comprometidos. Aprovecharon el fin de semana y presentaron unas escenas
realmente buenas. Sobre todo un trío que
trabaja con mucho humor y versatilidad. Casi que no hay que analizar la escena, solo hacer pequeñas
correcciones. Se nota la precariedad con la que trabajan: cuando uno le dice
que pueden usar vestuario: se ponen la ropa con la que vienen a la universidad.
Las chicas de gafas son buenísimas, tienen gran energía y pueden controlar la tendencia
a actuarlo todo.
En la tarde vamos un momento al
New Market, compramos cosas y me enamoro de un armónico. Un órgano que
tiene el fuelle lateral que hay que manipular con la mano que no toca el
teclado.
En la tarde los talleres son terribles. Lo mejor es que camino al teatro
nos topamos con un elefante de feria, encadenado y que comía piñas con mucho
deleite.
Entiendo que no van a leer nada y hacemos ejercicios donde ponemos en
duda todas sus certezas. Ejercicios de composición de atmósferas y de trabajo
en colectivo. Allí se desempeñan muy bien. Cuando hablamos de las escenas,
una mujer se muestra muy contrariada
porque tiene una confusión. Yo le digo que la única vía para salir de la confusión
es presentar escenas. Al otro día no volvió.
En la noche vamos donde Israfeel. Vive en la Universidad y tiene un
apartamento enorme, como de 300 metros, nos atiende un empleado como cocinero.
Vamos con Amparo que está contenta
por la invitación. Está su hermano que vive en Chicago y tiene una voz de actor
maravillosa. El único problema de este apartamento es que cuando deje de
ser profesor lo tiene que devolver. Al final mucha tos y les pido un
poco de jengibre; me asombra como el empleado lo pela, con una hoz o machete
sujetada con los pies y sentado en el piso de la cocina.
Martes 15 de
marzo
Hoy se ha decretado una especie de paro por las sentencias a muerte de
otro de los partidarios políticos de ex primer ministro Motiur Rahman Nizami, líder del partido islamista y también condenado a
muerte por crímenes políticos. En las calles se respira cierta tensión y el
tráfico es mucho mas ligero. Último día de los talleres, hay mucha expectativa. Trabajamos como una
hora y media y vemos las escenas. Trato de explicarles que el retablo es un escenario
vacío, sobre el que ocurren cosas; que debe ser considerado como un personaje mas. Les muestro
trucos y ellos se quedan callados. Al final, a las 12 entran los invitados, sala
llena, con docentes y alumnos. Aunque el embajador prometió llegar no lo hizo.
Hacemos una sesión de entrenamiento con muestra de trucos de payaso viejo, como
juego con las palmadas para retirar una caja de fósforos. Para la clase abierta los muchachos corrigen muy bien sus escenas. Un par de
antología. Terminamos tarde ya que la clase abierta dura mas de una hora y
media. Pero lo que mas ocupa
espacio son las fotos finales y las selfies.
Salimos a almorzar al Departamento
de Teatro.
Cada profesor ha traído un plato desde su casa, organizando una
especie de minga, es un momento
muy bello. La profesora de voz es preciosa y trae a su pequeño hijo. La escuela
queda en un cuarto piso, con vistas a los árboles del campus, son 7 oficinas y
un solo salón de clases. Bueno otro adicional para maquillaje donado por los hindúes.
Fotos y mas fotos. Salimos a preparar la parada por la universidad. Es un día frenético dentro de la universidad. A la
salida me doy cuenta que a la entrada del edifico hay un sitio con tapetes reservado
para orar.
Nos ponemos los disfraces y salimos como cómicos de feria a presentar las
pequeñas escenas. En un momentico se agrupan cientos de personas.
Una señora se
asusta mucho con el títere de perro. Un animal poco popular dentro de los
musulmanes, casi demoniaco. Julián se lo acerca y le ladra jugando y la señora
recibe un susto descomunal.
En la parada nos topamos con una feria, personajes
de todos los calibres, como una
niña con cuerpo de 9 años y espíritu de 40. Bailaba como loquita y tenía
una energía muy compleja. Un viejo vestido como teatrero colombiano.
Tres
paradas y una final frente al teatro.
Salimos a la culminación de los talleres de tarde. Aprovechamos para
hidratarnos con coca-cola y tirarnos un poco en el piso del aula. Tenemos dos
salones, adicionalmente al habitual han preparado una sala con escenario. El
grupo es muy heterodoxo, actores de unos cincuenta años, con actrices jóvenes y
unos con pinta de teatrero colombiano. Nada de escenas, los trabajos encargados
no salieron. Entendida la situación nos ponemos a trabajar en otras cosas. Al
final, cuando resta media hora, mando a los 3 que tienen escenas a preparase al
salón grande, de donde ya cuelga el pendón del taller. Presentan las tres escenas
¡terribles, llenas de energía innecesaria, pero que el resto disfruta mucho. Sin
embargo, al cierre hacen una preguntas muy buenas; entiendo que ellos han
comprendido todo a su manera, pero les cuesta presentar la escena.
Después,
acto protocolario con la inefable presencia de Mr. Lucky, director de
Shilpakala, me doy cuenta de la importancia histórica del evento. Para ellos es
una experiencia trascendental. Incluso vienen familiares a acompañarlos a
recoger el cartón. En un mismo día dos cierres de taller y una parada, resultan
demasiado.
Miércoles 16
de marzo
Día de la segunda función de Coloquio
de los perros en la Universidad. El equipo técnico ha trabajado desde la
noche, mientras nosotros cerrábamos los talleres. La sala del TSC (Teacher-Student
Centre) está casi transformada. En una sala muy curiosa, un
teatro largo con una red de 7 hileras de 4 ventiladores cada una, suspendidas
sobre delgados alambres que mugen sobre los espectadores. Parece como actuar
debajo de un avión, como si el techo fuera a elevarse. No se sabe cuál sala
tiene mas polvo, si la remodelada o esta. Creemos que el de la Universidad,
pero por descuido.
No es un país que se destaque por el aseo y como se sabe no
hay lugar en el mundo con mas polvo que un teatro. Los camerinos tienen letrinas
cuyo olor inundan ese espacio. Ni una sola toma eléctrica para planchar.
Los
técnicos han construido una tramoya con vara de guadua cubiertas de tela negra.
Primero ensayamos en la salita de los talleres y después en el teatro. Vamos a
almorzar con Israfeel. Las lentejas y berenjenas son maravillosas y no le colocan
picante a la comida.
Dormimos en sus camas, como si fuéramos de su familia, de
pronto se va la luz en un acostumbrado recorte. Después de la siesta un café
muy aguado y de nuevo al teatro a prepararnos. Todo está a punto. Amparo Porta
se molesta con la cantidad de asistentes que surgen de cada hueco antes de la
función. Como hay el rumor que las actrices se desnudan tras bambalinas hay una
cantidad de voluntarios. Los asistentes técnicos son en su mayoría nuestros
estudiantes de los talleres, sin los cuales nuestra gira no hubiera tenido el
impacto y acompañamiento que tuvo.
Estamos nerviosos porque hoy hay un partido
de cricket, el deporte nacional, entre Pakistán y Bangladesh, archienemigos
históricos en política y deportes.
Al final, la sala llena, con Rector que insiste en iniciar a punto, pero
con Amparo esperando al Ministro de Cultura, actor de profesión. La función sale maravillosamente bien.
Pero como los técnicos estamos tan atrás, y entre los espectadores y nosotros
está el enjambre de ventiladores, no escuchamos las reacciones. Julián se
aprendió las palabras claves: ¡Viva el bengalí!, gracias (donnova), etc. y la
sala se derrite en aplausos.
Al terminar la función, acto protocolario con palabras de actores y el
Ministro de Educación, flores y regalos de los estudiantes, cosas de cerámica
de un kilo cada una. Vamos a comer a la casa del Vice canciller, porque realmente
el rector es Sheij Hasina, la primer
ministra del país. La casa es digna de Beverly Hills, la recepción es en el patio, con ventiladores y los profesores mas
importantes de la universidad. El buffet es extremadamente picante y con ripio
de pollo y cordero. El pescado tiene muchas espinas y sin quererlo me acuerdo
del río. El Vice canciller nos tiene muy controlados y se acuerda que somos
nueve y solo estamos ocho. Cuando llega el noveno, nuestro héroe Robinson que
estaba descargando el atrezo, lo hace sentar a su lado. El buffet no lo han
retirado esperando que él coma. Pero Robinson no lo sabe y se zampa una
berenjena sin pensarlo, del picante coge una envase de litro de agua del hotel,
y empieza a tomar agua a pico de botella.
Al final, foto protocolaria y
despedida, en solo 3 horas saldremos. Israfeel llega al hotel a despedirse. Empacamos
y a dormir una hora escasa. Salen las cuentas del hotel y nos cobran por las
aguas.
Jueves 17 de
marzo
Salimos muy temprano, a las 3 de la mañana al aeropuerto, calles vacías, pasamos por el parlamento una mole enorme diseñada por Louis
Kahm y la gira termina.
De nuevo las hermosas azafatas turcas, el reencuentro
con la comida occidental. Madrid, Hotel, Anita nuestra colega. Todo salió según
lo planeado. El polvo fue nuestro mayor enemigo, Robin y Jesús sin voz. Una
maravilla pasar por España sin visa, sobre todo para aquellos que viajamos tan
lejos para mantener viva la memoria del mas grande de los ingenios.
Fotografías: Jesús David Valencia, Mauricio Gómez, Alejandro González Puche