Viernes 22 julio
Partido de futbol en la mañana, vamos a visitar el castillo y viaje hacia Miranda de Ebro. Llegamos a un hotel medio soviético pero con una comida muy buena. El encargado de cultura va a escoltarnos en un carro a la plaza. Llegamos a un espacio abierto, a lado de una carpa del movimiento de los indignados; el frío es intenso. Para colmo nos conectan mal el equipo y tenemos que trabajar con la mitad de las luces. Y surge una fiesta de la comunidad gallega con un volumen infernal que afecta la función. El pueblo extraño: los niños tiran piedras, los adolescentes súper desafiantes con sus bicicletas, pasan carros a lado del tablado. En la mitad de la función se va la luz, el técnico aparece y la luz regresa. Al finalizar algunas personas se acercan y agradecen nuestra presencia. Una noche fría para olvidar.