miércoles, 13 de julio de 2011

El Escorial, el verdadero estreno

Miércoles 13 de julio
Visita a la catedral de Burgos, una joya del siglo XIII donde yacen El Cid y Ximena. La Catedral es una joya gótica con maravillosos cimborrios en piedra y un ángel que se parece a nuestro cupido.





A la mañana siguiente arribamos a El Escorial; la fortaleza de Felipe II está al lado del tablado veraniego dispuesto para nosotros por el festival. Amenaza lluvia y el espectáculo de ayer fue cancelado. A la llegada un parque grande y todo un día para montar. Nos demoramos en poner los telones por el viento, la prueba de sonido augura una verdadera catástrofe, el hishh en los micrófonos es inevitable. Conseguimos las cosas que nos faltan y calentamos: los actores se ponen a trotar por el parque, a bajarse las paellas; bueno eso de tener un teatro con árboles y pista de trote es maravilloso. De manera milagrosa deja de ventear y la amenaza de lluvia se anula. La luna llena sale al lado del imponente Escorial. Comienza la representación, los duros de Madrid han llegado y los actores actuaron frenéticamente, incluso tan rápido que no calculan las reacciones. Los directores, manejando luces y sonido, quedan a unos 50 metros de ellos, actúan por primera vez en sus vidas con diademas inalámbricas, pero todo sale muy bien, salvo en un momento que un actor olvida, en un cambio de vestuario acondicionarse el micrófono. Al fin. la noche, la luna y las luces se confabulan; las imágenes son muy bellas. Cuando hacemos la fuente se escuchan risas, al final un soberbio aplauso con chiflidos y cuatro salidas a aplausos.
Los colombianos felices, los de la embajada opinan y un crítico eufórico nos felicita. Recogemos en compañía de la luna; entra nuestro bus al lado del palacio y todos con la satisfacción del acierto. Por el frío, nadie quiere salir del camerino. A la salida llegamos al Collado de Villalba a dormir, en un hotel de mala muerte y un portero que apesta en improperios.